Sinopsis.

No se intenta reconciliación entre Oriente y Occidente sino más bien ponerlos en tensión. A partir de Nāgārjuna", se explora cómo la neurociencia de Antonio Damasio (cuerpo, sentimiento, homeostasis) y la neurofenomenología de Francisco Varela (cognición enactiva) resuenan —y se distancian— de una lógica que niega toda esencia. También en diálogo con el Wittgenstein tardío (lenguaje como práctica) y Richard Rorty (ética sin fundamento). La acción es posible precisamente porque nada tiene esencia.

Capítulo 4 “Ni pasado, ni futuro, ni presente”: el tiempo como devenir sin instante.

Primero la versión del capítulo 4 en un post para el blog y luego un fragmento de la versión para el libro. 

🌪️ “Ni pasado, ni futuro, ni presente”: ¿dónde está el ahora? ⏳

“Si el presente y el futuro dependen del pasado,

entonces el presente y el futuro estarían ya en el pasado.

Pero si el presente y el futuro no están en el pasado,

¿cómo pueden depender de él?”

— Mūlamadhyamakakārikā 19.1 


El tiempo no es un río que fluye.

Es una trama del sufrimiento.


El pasado sostiene la identidad: “yo soy quien fui”.

El futuro sostiene el deseo: “seré feliz cuando…”.

El presente sostiene la ilusión de un “yo ahora” que experimenta.

Nāgārjuna desmonta los tres.


🔍 El análisis lógico del tiempo

¿Existe el pasado?


Si existe ahora, ya no es pasado.

Si no existe ahora, no puede influir en el presente.

¿Existe el futuro?


Si ya existe, no es futuro.

Si no existe, no puede venir.

¿Existe el presente?


Si dura un instante indivisible, no hay tiempo para que ocurra nada.

Si dura más de un instante, se divide en pasado y futuro… y ya no es presente.

Conclusión: ninguno de los tres tiempos se sostiene bajo análisis.


😏 Moraleja: El tiempo no pasa. Solo aparece… y desaparece. 


🧠 Damasio y la narrativa temporal

Antonio Damasio describe cómo el cerebro construye una narrativa temporal: causa → efecto → emoción → decisión.


Pero Nāgārjuna pregunta:


¿Dónde está la línea entre causa y efecto? 


Si el efecto ya está en la causa, no surge.

Si no está, no hay conexión.


La secuencia temporal es, para Nāgārjuna, una convención útil, no una estructura ontológica.


🌀 Varela y la “presentación del presente”

Francisco Varela mostró que el “presente” no es un punto, sino un intervalo (~3 segundos) que el cerebro construye como unidad temporal.


Nāgārjuna diría: exacto.

Pero añadiría:


Incluso ese intervalo es prajñapti.

No hay “presente neurocognitivo” con svabhāva. 

🔑 ¿Tiene svabhāva? ¿O es prajñapti?

Dos preguntas que desmontan el mundo

Cuando Nāgārjuna analiza algo —el yo, el tiempo, la causa, el cuerpo—, siempre hace dos preguntas:

❓ ¿Tiene svabhāva?

→ ¿Existe por sí mismo, de manera independiente, inmutable y autosuficiente?

→ Si la respuesta es sí, entonces es una ilusión ontológica (aferramiento). 

❓ ¿Es prajñapti?

→ ¿Es una designación convencional, útil, dependiente, que funciona en la vida diaria… pero que no resiste el análisis último?

→ Si la respuesta es sí, entonces es verdad convencional (saṃvṛti-satya): válida para actuar, pero no para aferrarse.


🚩 El New Age y el “eterno ahora”.

El New Age dice:


“Solo existe el presente. Vive en el ahora.” 


Pero ese “ahora” se convierte en una esencia mística: un punto sagrado, puro, incontaminado por el pasado o el futuro.


Nāgārjuna lo desmonta en MMK 19.5–6:


“Si el presente no depende del pasado, no hay manera de reconocerlo como ‘presente’.” 


El “ahora” solo tiene sentido en relación con lo que ya no es y lo que aún no es.

Pero esas relaciones son dependientes, no reales.


😏 Moraleja: El “eterno ahora” no es liberación. Es otra forma de reificación. 


📖 Fragmento del libro

(Capítulo 4: “Ni pasado, ni futuro, ni presente”)


El tiempo es como una película:


En la pantalla, hay movimiento, drama, secuencia.

Pero en la cinta, solo hay fotogramas estáticos.

Y en el proyector, solo hay luz y mecanismo.

Ninguna de esas partes “es” el tiempo.

El tiempo sucede… pero no existe. 


🧘 Ejercicio contemplativo: “¿Dónde está el ahora?”

Siéntate.

Observa la respiración.


Intenta localizar el “presente”:


¿Es la inhalación?

¿El punto entre inhalación y exhalación?

¿La exhalación?

Verás que cada “ahora” se desvanece al ser nombrado.

No hay un punto fijo. Solo transición.


Permanece en esa ausencia de instante.

No como búsqueda de un “ahora puro”,

sino como dejación de la necesidad de fijar el tiempo.





“Si el presente y el futuro dependen del pasado,

entonces el presente y el futuro estarían ya en el pasado.

Pero si el presente y el futuro no están en el pasado,

¿cómo pueden depender de él?”

— Mūlamadhyamakakārikā 19.1 



Capítulo 4  “Ni pasado, ni futuro, ni presente”: el tiempo como devenir sin instante.

1. El tiempo como arquitectura del sufrimiento

Nāgārjuna no escribe sobre el tiempo por curiosidad cosmológica.

Lo desmonta porque el tiempo es la trama del saṃsāra.

El pasado sostiene la identidad: “yo soy quien fui”.

El futuro sostiene el deseo: “seré feliz cuando…”.

El presente sostiene la ilusión de un “yo ahora” que experimenta.

Si el tiempo tiene svabhāva —si es real, lineal, divisible—, entonces el sufrimiento tiene fundamento.

Pero si el tiempo es prajñapti, entonces el sufrimiento es una narrativa sin sustrato.


2. El análisis lógico del tiempo.

En los capítulos 19 y 20, Nāgārjuna aplica su método tetraléctico al tiempo:

¿Existe el pasado?

Si existe ahora, ya no es pasado.

Si no existe ahora, no puede influir en el presente.

¿Existe el futuro?

Si ya existe, no es futuro.

Si no existe, no puede venir.

¿Existe el presente?

Si dura un instante indivisible, no hay tiempo para que ocurra nada.

Si dura más de un instante, se divide en pasado y futuro… y ya no es presente.

Conclusión: ninguno de los tres tiempos se sostiene bajo análisis.

Pero —y esto es crucial— Nāgārjuna no niega la experiencia temporal.

Niega que esa experiencia corresponda a una estructura ontológica real.

El tiempo es como una película:

En la pantalla, hay movimiento, drama, secuencia.

Pero en la cinta, solo hay fotogramas estáticos.

Y en el proyector, solo hay luz y mecanismo.

Ninguna de esas partes “es” el tiempo.

El tiempo sucede… pero no existe.


3. Varela y la “presentación del presente”.

Francisco Varela, en sus estudios sobre la neurofenomenología, mostró que el “presente” no es un punto, sino un intervalo (~3 segundos) que el cerebro construye como unidad temporal.

Llamó a esto la “presentación del presente”: un acto enactivo que sintetiza memoria inmediata y anticipación.

Nāgārjuna diría: exacto.

Pero añadiría: incluso ese intervalo es prajñapti.

No hay “presente neurocognitivo” con svabhāva.

Solo hay designación funcional de un proceso dependiente.

Varela describe cómo el tiempo se vive.

Nāgārjuna muestra que nada en esa vivencia es “real en sí mismo”.


4. Wittgenstein tardío: “El tiempo es lo que medimos con relojes”.

Aunque no lo citaremos aún en profundidad (eso será en el Capítulo 5), su espíritu ya resuena aquí.

Wittgenstein escribió:

“No sabemos lo que es el tiempo, pero sabemos cómo usar la palabra ‘tiempo’.” 

Para él, el tiempo no es un ente metafísico, sino una regla de un juego de lenguaje.

Decimos “llegué tarde” no porque hayamos violado una esencia temporal, sino porque participamos en una práctica social donde los relojes coordinan acciones.

Nāgārjuna diría lo mismo:

“Usamos ‘pasado’, ‘presente’, ‘futuro’ para coordinar la vida convencional.

Pero si los tomamos como reales, sufrimos.” 

Ambos coinciden: el lenguaje del tiempo es útil, no verdadero.


5. El New Age y el “eterno ahora”.

Aquí el New Age comete otro error sutil:

“Solo existe el presente. Vive en el ahora.” 

Pero ese “ahora” se convierte en una esencia mística: un punto sagrado, puro, incontaminado por el pasado o el futuro.

Nāgārjuna lo desmonta en MMK 19.5–6:

“Si el presente no depende del pasado,

no hay manera de reconocerlo como ‘presente’.” 

El “ahora” solo tiene sentido en relación con lo que ya no es y lo que aún no es.

Pero esas relaciones son dependientes, no reales.

Así que el “eterno ahora” no es liberación. Es otra forma de reificación.

¡Cuidado! Aquí huele a New Age.

“Vive en el ahora” suena a sabiduría, pero oculta un svabhāva temporal: un presente que es.

Nāgārjuna no afirma “ahora”. Afirma: ni ahora, ni nunca. 


6. El tiempo como devenir sin instante.

Entonces, ¿qué queda?

No un flujo temporal. No un instante atemporal.

Sino acción sin secuencia, experiencia sin antes ni después, devenir sin duración.

Esto no es misticismo. Es coherencia lógica aplicada a la vida.

Y en esa coherencia, cesa la ansiedad del futuro y el lamento del pasado:

porque ninguno de los dos “es”.

Ejercicio contemplativo: “¿Dónde está el ahora?”

Siéntate.

Observa la respiración.

Intenta localizar el “presente”:

¿Es la inhalación?

¿El punto entre inhalación y exhalación?

¿La exhalación?

Verás que cada “ahora” se desvanece al ser nombrado.

No hay un punto fijo. Solo transición.

Permanece en esa ausencia de instante.

No como búsqueda de un “ahora puro”,

sino como dejación de la necesidad de fijar el tiempo.

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