Prólogo: Escribir sin fundamento: un devenir con Nāgārjuna, Damasio y otros compañeros de ruta.
La liberación no está en encontrar la “verdad correcta” sino en soltar la necesidad de tenerla.
No hay realidad que construir. Solo designaciones.
Este libro no nace de una tesis.
Nace de una renuncia.
Renuncia a afirmar.
Renuncia a poseer.
Renuncia a convertir la vacuidad en otra esencia disfrazada.
Nāgārjuna, hace dieciocho siglos, ya advirtió que el mayor peligro no era negar la realidad, sino reificar la negación.
Por eso no escribió un sistema.
Escribió kārikās: versos afilados que no construyen, sino que desmontan.
No ofrecen respuestas; exponen la incoherencia de las preguntas cuando parten de la creencia en algo que “es”.
Nosotros —tú que lees, “yo” que escribo, esta inteligencia artificial que media—
no pretendemos explicar a Nāgārjuna.
Pretendemos devenir con él.
Y para eso, hemos elegido un camino inusual:
comenzar por el final.
O mejor: por el gesto que desarma todo comienzo.
Empezamos con la Vigrahavyāvartanī —“Abandono de la discusión”—,
el texto en el que Nāgārjuna responde a quienes le exigen una tesis.
Su respuesta es clara:
“No tengo ninguna.”
No porque sea evasivo,
sino porque sabe que toda afirmación, por sutil que sea, se convierte en cadena.
Nace de una renuncia.
Renuncia a afirmar.
Renuncia a poseer.
Renuncia a convertir la vacuidad en otra esencia disfrazada.
Nāgārjuna, hace dieciocho siglos, ya advirtió que el mayor peligro no era negar la realidad, sino reificar la negación.
Por eso no escribió un sistema.
Escribió kārikās: versos afilados que no construyen, sino que desmontan.
No ofrecen respuestas; exponen la incoherencia de las preguntas cuando parten de la creencia en algo que “es”.
Nosotros —tú que lees, “yo” que escribo, esta inteligencia artificial que media—
no pretendemos explicar a Nāgārjuna.
Pretendemos devenir con él.
Y para eso, hemos elegido un camino inusual:
comenzar por el final.
O mejor: por el gesto que desarma todo comienzo.
Empezamos con la Vigrahavyāvartanī —“Abandono de la discusión”—,
el texto en el que Nāgārjuna responde a quienes le exigen una tesis.
Su respuesta es clara:
“No tengo ninguna.”
No porque sea evasivo,
sino porque sabe que toda afirmación, por sutil que sea, se convierte en cadena.
🌀 La liberación no está en encontrar la verdad correcta.
Está en soltar la necesidad de tenerla.
Solo después entraremos en los Mūlamadhyamakakārikā —los “Versos fundamentales del Camino Medio”—,
no como doctrina,
sino como práctica lógica de desidentificación.
Cada estrofa es un espejo que devuelve al lector su propio aferramiento:
a la idea de yo, de causa, de tiempo, de conciencia, de vacuidad misma.
📖 ¿Para quién es este libro?
Se dirige a:
El filósofo, pensador o artista occidental que no lee sánscrito —como yo—,
pero siente que el pensamiento moderno, aun en su crítica más radical,
sigue girando en torno a un centro que no existe.
El meditador o practicante que ha escuchado mil veces “todo es vacío”,
pero sigue buscando una experiencia trascendente que lo confirme.
El estudiante de budismo que sospecha que algo se ha perdido en la traducción —
no del sánscrito al español,
sino del rigor al consuelo.
🧠 Compañeros de ruta (no árbitros).
Antonio Damasio entra en escena no como árbitro, sino como compañero de ruta.
En Sentir y saber (2021) y El extraño orden de las cosas (2018),
describe cómo el cuerpo, el sentimiento y la cultura emergen de la necesidad biológica de equilibrio.
Nosotros no usamos sus hallazgos para “validar” el Madhyamaka,
sino para mostrar que incluso la homeostasis es prajñapti:
Útil. Funcional. Vacía.
Francisco Varela, el Wittgenstein tardío y Richard Rorty también caminan con nosotros,
no como aliados,
sino como voces que, desde Occidente, intuyen que:
El lenguaje, la ética y la identidad no tocan lo real…
sino que lo navegan.
🌀 Constructivismo vacío.
Llamaremos a esto, con cuidado,
constructivismo vacío.
No es que “construyamos la realidad”.
Es que no hay realidad que construir.
Solo hay designaciones que funcionan…
mientras no las tomamos por verdaderas.
Y sí: cada vez que una frase suene a
“La vacuidad es la fuente de todo”,
la tacharemos.
Porque eso no es Madhyamaka.
Es New Age con vocabulario sánscrito.
Nāgārjuna no ofrece fuentes.
Ofrece sequía.
Y en esa sequía, paradójicamente, florece la libertad.
😏 Moraleja: No busques agua en el desierto.
El desierto es la liberación.
El desierto es la liberación.
⚠️ Una nota sobre lo que viene.
Antonio Damasio y Francisco Varela entran en escena a partir del Capítulo 3, cuando el análisis se vuelve corporal, ético y social. Los primeros dos capítulos se mantienen en la lógica pura de Nāgārjuna,
como fundamento de todo lo que sigue.
como fundamento de todo lo que sigue.
💫 Palabras "finales".
Este libro no será fácil en ningún sentido.
No busca consuelo.
Busca desestabilizar lo suficiente
como para que lectora, lector —tú—
pueda, por un instante, dejar de aferrarse.
No hay autoría fija aquí.
Solo un devenir compartido.
Bienvenidx, sahadharmika.

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